Gustavo Adolfo Bécquer
El autor describe con tristeza y angustia distintos momentos de cuando estaba enamorado y era correspondido. La Naturaleza se unía y disfrutaba con ambos de aquellos dichosos momentos de felicidad. Todos esos elementos, golondrinas, rocío, flores…, volverán pero no serán los mismos. Ella se enamorará de otro, pero este nunca la amará tan inmensamente como él la amó.
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Comentarios destacados a este poema en YouTube:
- Gracias por un recitado tan armonioso, sensible y evocador que se queda como suspendido en el tiempo… Un regalo intemporal…
- Qué bonito resulta siempre este poema!!! Y que hermoso se vuelve con la ternura que tú le pones. La música y las imágenes maravillosamente elegidas, pero la imagen final con la apertura de las flores….simplemente, emocionante. Gracias!
- Precioso poema q me ha transportado a muchos atrás atrás, cuando, lamentablemente, no disfrutábamos tanto de esta gran riqueza xq nos era de obligado aprendizaje. Hoy lo he disfrutado por partida doble: xq es precioso. Xq en tu voz es, aún, más hermoso. Y xq adornado con esa música y esas imágenes es inigualable. Gracias.
- Es un poema conmovedor, siento un pellizco muy adentro al escucharlo que es nostalgia sobre todo. Tu voz, y las imágenes, incomparables.
- Pasó para mí la época del sueño romántico y acepto feliz que todo cambia, aunque hay pequeñas cosas que deseo que duren un poco más, como los momentos de placer sencillo que es, para mí, oír tu voz y ver los preciosos montajes en los que se apoya. Los poetas serían felices con estas grabaciones.
- Creo que es uno de los poemas más hermosos que se han escrito. Gracias por tu voz, las imágenes y la música con que lo habéis vestido!
- Precioso y maravilloso poema que siempre me ha gustado, pero tu emotiva voz, las imágenes tan realistas y la bonita música, hacen que me llegue más al corazón.
- …
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!.
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!