Antonio Machado
Antonio Machado nos habla del brotar de la primavera como una explosión de fragancias, de colores, de vida y a su vez lo contrasta con sucesos trágicos que, ante él, van sucediendo en el tiempo. Se centra en dos jóvenes que observa a través de las ventanas mientras cosen en su cuarto La pérdida de ambas le aflige bastante.
Nos hace partícipes de que la muerte llega cuando menos lo esperamos y a quien, por edad o por cualquier otro motivo, nuestro subconsciente desecha como candidatos a ella.
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Comentarios destacados a este poema en YouTube:
- ¡Qué gran rapsoda eres!
- Cuánta emoción expresada en tan bonito poema q tu voz, Inma, lo eleva a la excelencia. Y esos floridos patios nos compensan de la pena q nos produce Machado. Gracias a los dos.
- El poema nos contagia una tristeza, que el patio florecido intenta hacer más liviana. Precioso y emotivo recitado, Inma!!!
- Qué triste y bonito poema. Vosotros lo hacéis tan emotivo que todo el cuerpo se estremece al oírlo. Precioso todo en conjunto.
- Un poema triste, pero muy, muy hermoso. Gracias por este regalo.
- Se me ha encogido el estómago.
- Como siempre, el sentimiento agridulce al leerlo, se ve aumentado por el sentimiento que añadís. Perfecto.
- …
Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba …
Entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
—su aguja en el aire—,
miró a mi ventana.
La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el lino enroscaba.
Abril florecía
frente a mi ventana.
Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
—¿Qué tienes —le dije—
silenciosa pálida?
Señaló el vestido
que empezó la hermana.
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobre el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.
Y en la clara tarde
me enseñó sus lágrimas…
Abril florecía
frente a mi ventana.
Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba…
Ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida,
ni la negra túnica,
ni la toca blanca…
Tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba…
Entre los jazmines
y las rosas blancas
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del espejo
que lejos soñaba…
Abril florecía
frente a mi ventana.