Bajo la lluvia

Juana de Ibarbourou

El poema describe la experiencia de caminar bajo la lluvia proporcionando una sensación de liberación y felicidad. La autora nos cuenta como la lluvia empapa su cuerpo y el contacto con la naturaleza la hace sentir en armonía con el mundo, haciendo uso de metáforas y descripciones detalladas para transmitir la belleza de las gotas de agua sobre su cuerpo, como un “maravilloso y estupendo tocado de gotas cristalinas”. A medida que avanza, la protagonista se siente ligera y radiante, sin pensar en nada y disfrutando del momento. “Bajo la lluvia” es un poema que invita a conectarse con la naturaleza y a disfrutar de los pequeños placeres que ofrece la vida, como un minuto de olvido en el que la mente se libera y se deja llevar por las sensaciones del entorno.

Reproducir el vídeo del Poema

Comentarios destacados a este poema en YouTube:

  • Precioso!! No lo conocía y me ha encantado. He sentido el frescor en mi piel como cuando la lluvia te pilla sin protección y te moja poco a poco. Tú maravillosa voz, la música y las imágenes han ayudado mucho. Gracias equipo. Sois geniales.
  • Chapeau! Q delicadeza en toda esa conjunción: poesía, voz q la recita, imágenes, música. Excelente. Gracias.
  • Éste no lo conocía. Un placer conocerlo con tu voz. Infinitas gracias a los dos por tanto.
  • Qué bonito poema! Y qué bien suena en tu voz acompañado de las imágenes más adecuadas! Perfecto.
  • Precioso poema, que no conocía…cuanto os tengo que agradecer por tanta poesía que me acercáis. Un gusto escucharte y ver esas deliciosas imágenes. De nuevo gracias!!!
  • No lo conozco y me gusta, me gusta, me gusta… y tú, como siempre, soberbia.

¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.

Un pájaro se baña
en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y su conformidad con nuestra política de cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies