Este cuento narra de forma ingeniosa el fallido intento de la Muerte por llevarse a la vital Francisca. La Muerte sigue pacientemente las indicaciones para encontrarla, pero ella siempre se le adelanta con sus quehaceres y su trabajo constante.
Francisca a pesar de ser ya mayor, dedicaba su vida a los demás. Todo lo que estaba haciendo, no era para ella misma, sino para otros. Ayudaba a su familia con las tareas del campo, a los vecinos con cualquier problema que tuvieran… y hasta sacaba tiempo para arreglar el jardín del colegio.
Cada minuto es tan valioso, que en realidad la vida es un constante pulso a la muerte.
La Muerte no pudo finalmente llevarse a Francisca, pudo más su vitalidad y su dinamismo, llevando a la Muerte de un lugar a otro sin poder alcanzarla hasta que la parca se retiró agotada.
Es un cuento que exalta la vida, la alegría y el trabajo incansable y solidario como actitud ante la existencia y la necesidad de aprovechar cada minuto de nuestra vida sin importar cuándo hemos de dejarla.
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