La Bruja Gertrudis vivía en una casa negra. Tenía alfombras negras, sillas negras, una cama negra con sábanas negras y cuadros negros en las paredes. Incluso el baño era negro.
Naturalmente el gato Jeremías también era negro. El único problema era que Gertrudis no podía verlo… hasta que un día decidió utilizar su varita mágica.
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