La leyenda del tiempo

Federico García Lorca

En la obra teatral Así que pasen cinco años, escrita en 1931, Federico García Lorca introduce el poema “La leyenda del tiempo” como parte esencial de su construcción poética y simbólica. No se trata de un texto aislado, sino de un fragmento que condensa el sentido profundo de la obra: la lucha del ser humano frente al tiempo y la ilusión de vencerlo mediante los sueños.
El poema nos presenta al Sueño y al Tiempo como personajes vivos, en constante tensión. El Sueño finge detener el paso del tiempo, pero este avanza sin remedio, arrastrando consigo la vida humana. La aparición de figuras como el niño y el viejo refuerza la idea de que toda existencia, desde el inicio hasta el ocaso, está sometida a esa ley universal. Mientras tanto, las imágenes del alba y la noche evocan los ciclos de nacimiento y muerte.
Dentro de la obra, el poema cumple una función doble: aporta un momento de pausa musical y lírica, pero al mismo tiempo actúa como eje temático del drama. La repetición de exclamaciones —“¡Ay, cómo canta el alba!”— aporta ritmo, pero también funciona como un lamento trágico que impregna toda la obra. Lorca, influido por el surrealismo y por su propio sentimiento trágico de la vida, crea aquí un teatro experimental en el que la poesía se convierte en acción dramática.
El poema, por tanto, es una meditación sobre la condición humana y la inevitable lucha entre nuestros deseos y la cruda realidad del paso del tiempo. Nos advierte, de forma bella y dolorosa, sobre las consecuencias de vivir en la espera y no en el presente. La musicalización de este poema por Camarón de la Isla lo ha convertido en un ícono de la música española y ha llevado la profundidad de la poesía de Lorca a nuevas audiencias.

Reproducir el vídeo del Poema

El Sueño va sobre el Tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del Sueño.

¡Ay, cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

El Tiempo va sobre el Sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.

¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Sobre la misma columna,
abrazados Sueño y Tiempo,
cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.

¡Ay, cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Y si el Sueño finge muros
en la llanura del Tiempo,
el Tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.

¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y su conformidad con nuestra política de cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies