Las moscas

Antonio Machado

Durante toda la vida de Antonio Machado, así como del resto de los mortales, las moscas han estado presentes. Y aunque son pesadas, desagradables y molestas, nos han acompañado en todos nuestros momentos malos y buenos formando parte de nuestros recuerdos. Y gracias a Antonio Machado han tenido un muy digno cantor.

Reproducir el vídeo del Poema

Comentarios destacados a este poema en YouTube:

  • ME ENCANTA!!!! La canto muy a menudo. Le pones una entonación perfecta. ENHORABUENA!!!!
  • Otro regalo de Inma! Nunca estos poemas han sonado tan bien como cuando tú los recitas. Me han gustado mucho también las imágenes. Gracias!
  • Pocos, como Machado, saben hacer de la cotidianidad poesía de tan alto nivel. Y pocos, como tu voz, me llegan tan dentro cuando los escucho. La ambientación cuidadísima te llevaba al interior de cada estancia. Una vez más felicidades!!!
  • Escuchando tu voz privilegiada y esas preciosas imágenes, también yo he evocado la época en la que las moscas formaban parte de la vida de todos, incluso en la ciudad, antes de que viviésemos en la burbuja que las deja químicamente fuera. A ellas y a buena parte de la naturaleza. Gracias por recordarme ese ayer escondido en un rincón de mi mente.
  • Amor es lo q ponéis vosotros en vuestros “trabajos” q hasta hacéis q evoquemos esas, tan molestas, moscas

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela,
—que todo es volar—, sonoras
rebotando en los cristales
en los días otoñales…
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,
de siempre… Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y su conformidad con nuestra política de cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies