Poderoso Caballero es don Dinero

Francisco de Quevedo

El poema “Poderoso Caballero es don Dinero” de Francisco de Quevedo es una sátira magistral del poder corruptor del dinero, escrita con la agudeza crítica y la ironía que caracterizan al autor, uno de los máximos exponentes del Barroco español y del conceptismo.
El poema emplea una estructura de letrilla satírica, con estrofas de ocho versos (seis versos más dos del estribillo) y se articula en torno al estribillo “Poderoso Caballero / es don Dinero”, que refuerza su tono burlón y reiterativo. Quevedo personifica al dinero como un caballero todopoderoso, con atributos sociales, políticos y hasta casi divinos. A lo largo del poema denuncia cómo el oro —metáfora del dinero— tiene la capacidad de igualar al noble y al plebeyo, hacer hermoso al feo, valeroso al cobarde y hasta vencer al juez más severo.
En el contexto del Siglo de Oro, este poema refleja la crisis moral y social de una España que, pese a su imperio, se desangraba en guerras, desigualdades y corrupción. Quevedo no solo critica la codicia individual, sino que expone un sistema donde el valor intrínseco de las personas y la rectitud moral son eclipsados por el poder corruptor del dinero. La riqueza, para el poeta, es una fuerza que desvirtúa la esencia humana y la estructura social, convirtiéndose en el verdadero “Poderoso Caballero” que rige el mundo y pervierte valores y jerarquías. La obra sigue siendo actual porque el poder del dinero y su influencia en la sociedad siguen siendo temas relevantes en esta época, siglos después.

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Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
De continuo anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el Mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Es galán, y es como un oro,
Tiene quebrado el color,
Persona de gran valor,
Tan Cristiano como Moro.
Pues que da y quita el decoro
Y quebranta cualquier fuero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al duque y al ganadero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Mas ¿a quién no maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo menos de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Pero pues da al bajo silla
Y al cobarde hace guerrero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Sus escudos de Armas nobles
Son siempre tan principales,
Que sin sus Escudos Reales
No hay Escudos de armas dobles.
Y pues a los mismos robles
Da codicia su minero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Por importar en los tratos
Y dar tan buenos consejos,
En las Casas de los viejos
Gatos le guardan de gatos.
Y pues él rompe recatos
Y ablanda al juez más severo,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Y es tanta su majestad
(Aunque son sus duelos hartos),
Que con haberle hecho cuartos,
No pierde su autoridad.
Pero pues da calidad
Al noble y al pordiosero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Nunca vi Damas ingratas
A su gusto y afición,
Que a las caras de un doblón
Hacen sus caras baratas.
Y pues las hace bravatas
Desde una bolsa de cuero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra,
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Y pues al pobre le entierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

 

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