Rafael Alberti
“Háblame del mar marinero” y “Si mi voz muriera en tierra” pertenecen al libro de poemas Marinero en tierra publicado en 1924.
En ambos poemas se puede apreciar la enorme nostalgia que siente de ese mar de su infancia que recuerda y añora tanto. Su familia se trasladó a Madrid cuando él solo tenía 15 años; a esa edad verse obligado a abandonar su Puerto de Santa María natal y su mar supuso un duro y cruel golpe para él.
En “Háblame del mar marinero” una persona que nunca ha visto el mar pero ha oído cosas maravillosas que cuentan de él, pregunta a un marinero para que confirme lo que dicen de él y le pide que le cuente con sus palabras las sensaciones que el mar le produce.
El otro poema de Marinero en tierra es “Si mi voz muriera en tierra”. Cuando Rafael Alberti murió en el Puerto de Santa María, sus cenizas fueron arrojadas al mar por expreso deseo del poeta. Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera.
“Se equivocó la paloma” pertenece a su libro Entre el clavel y la espada (1941).
El tema del poema es la interpretación errónea del mundo que nos rodea. Trata de una paloma que se equivoca una y otra vez al mirar lo que tiene alrededor, llegando a interpretarlo de forma opuesta; refleja las múltiples opciones al elegir en la vida, que pueden llevarnos, incluso, a sitios donde no sería normal encontrarnos.
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Háblame del mar marinero
Dicen que hay toros azules
en la primavera del mar.
El sol es el caporal
y las mantillas las nubes,
que las mueve el temporal.
Dicen que hay toros azules
en la primavera del mar.
Háblame del mar, marinero.
Dime si es verdad
lo que dicen de él.
Desde mi ventana
no puedo yo verlo.
Desde mi ventana
el mar no se ve.
Háblame del mar, marinero.
Cuéntame que sientes
allí, junto a él.
Desde mi ventana
no puedo saberlo,
desde mi ventana
el mar no se ve.
Dicen que el barco navega
enamorado del mar.
Buscando sirenas va,
buscando sirenas nuevas
que le canten al pasar.
Dicen que el barco navega
enamorado del mar.
Háblame del mar, marinero,
háblame del mar, háblame.
Se equivocó la paloma
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas eran rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)
Si mi voz muriera en tierra
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!