Tistú era un niño feliz, pero cuando empezó a ir a la escuela, las cosas cambiaron. En cuanto el maestro se ponía a explicar, el niño se dormía. A los pocos días lo mandaron a casa, diciendo: «Este niño no es como los demás». Y así llegaron las preocupaciones. El padre, que era un hombre de acción, pensó que lo mejor sería que el niño aprendiera las cosas directamente de la realidad Entonces, Mostacho, el jardinero, descubrió que tenía un don extraordinario y secreto: allí donde tocaba con sus pulgares crecían flores. Un día estalló la guerra y Tistú se puso manos a la obra para detenerla.
Vídeos de animación de plantas y flores creados por Harriet Thompson – http://synthetick.com/
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