Antonio Machado
Es un poema sobre los cantos de los niños mientras juegan y su relación con el paso del tiempo. Los cantos son como las fuentes que muestran su agua. Son dos sonidos paralelos: mientras los niños cantan… “la fuente de piedra vertía su eterno cristal de leyenda”.
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Comentarios destacados a este poema en YouTube:
- El poema, tu voz y las canciones, todo tan conjuntado, me lleva a mí niñez. Me encanta.
- Qué bonito y cantarín!! Yo no tengo pueblo, pero me hubiese gustado tenerlo para poder recordar esos juegos infantiles, esas cancioncillas junto a las fuentes o la plaza… es algo raro añorar lo que no se ha tenido, pero esa es la bonita sensación que me despierta el poema en tu voz acompañada de esas imágenes tan cercanas y esas letrillas de fondo, tantas veces cantadas. Una vez más, GRACIAS!!
- Maravilloso!!!!!
- …
Yo escucho los cantos
de viejas cadencias,
que los niños cantan
cuando en corro juegan,
y vierten en coro
sus almas que sueñan,
cual vierten sus aguas
las fuentes de piedra:
con monotonías
de risas eternas,
que no son alegres;
con lágrimas viejas,
que no son amargas,
y dicen tristezas,
tristezas de amores
de antiguas leyendas.
En los labios niños,
las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan.
Jugando, a la sombra
de una plaza vieja,
los niños cantaban…
La fuente de piedra
vertía su eterno
cristal de leyenda.
Cantaban los niños
canciones ingenuas
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.
Seguía su cuento
la fuente serena.
Borrada la historia,
contaba la pena.