Manuel Machado
En este poema Manuel Machado utiliza la forma del soneto con estrambote para reflexionar sobre el paso del tiempo y la fugacidad de la vida.
El poeta compara la vida con un soneto de 14 versos. Los cuartetos representan la infancia y la juventud, que pasan rápidamente. El primer terceto simboliza la madurez, donde miramos al pasado con añoranza y al futuro con ansiedad. En el último terceto nos damos cuenta que la vida se acaba, representada por el final del soneto.
Sin embargo, en los versos finales del estrambote se sugiere que aunque la vida es efímera, el arte permanece, las obras continúan. Por medio de la poesía podemos trascender la fugacidad de la existencia humana.
Es un poema reflexivo que utiliza la estructura formal clásica del soneto para reforzar la idea del paso ordenado del tiempo, para meditar sobre la fugacidad de la vida y el poder inmortalizador del arte. La forma tradicional contiene una reflexión profunda sobre la condición humana.
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Comentarios destacados a este poema en YouTube:
- Una vez más, encantada y disfrutando de vuestro buen hacer. Desearos q, por muchos años, sigáis alegrándonos la vida.
- Cómo lo he disfrutado!!! Qué bonita metáfora, sobre el paso del tiempo y lo escurridiza que es la vida. Preciosos los cuadros a modo de espejos en los que se va reflejando el viaje de nuestra vida!!!
- Precioso soneto para reflexionar sobre la vida y el paso del tiempo. Maravillosa interpretación (como siempre) y preciosa música de acompañamiento
- Como ese soneto, tan escueto, pasará todo, rápidamente. Me gusta mucho tu voz recitándolo y las imágenes que has puesto.
- Cada día me maravilla más como aumentáis la vida de cada poesía. Gracias
- Me parece muy difícil escribir un buen soneto. Y también recitarlo tan bien como tú!
Cabe la vida entera en un soneto
empezado con lánguido descuido;
y, apenas iniciado, ha transcurrido
la infancia, imagen del primer cuarteto.
Llega la juventud con el secreto
de la vida, que pasa inadvertido,
y que se va también, ya que se ha ido,
antes de entrar en el primer terceto.
Maduros, a mirar a ayer tornamos
añorantes y, ansiosos, a mañana…;
y así el primer terceto malgastamos.
Y cuando en el terceto último entramos,
es para ver con experiencia vana
que se acaba el soneto… ¡Y que nos vamos!
Pero cuando logramos
tal vez del Arte el mágico secreto,
si la vida se va, queda el soneto.