Balada interior

Federico García Lorca

“Balada interior” de Federico García Lorca se publicó en su primer poemario, “Libro de poemas”, en 1921. Fue escrito alrededor de 1920.
Utiliza las estructuras repetitivas de elementos populares (como la balada y el estribillo) propias de un juego infantil, para interrogar a la “noche negra” (símbolo de lo oculto o de la muerte).
El estribillo “Frío, frío, como el agua del río” se asocia con los recuerdos de la infancia y la inocencia: el corazón de la escuela, el primer beso, la niña de las trenzas. Este frío sugiere la distancia, el paso del tiempo y la pérdida de esos momentos puros. Es una indicación de que esos recuerdos, aunque presentes, ya no tienen la calidez o la inmediatez de la experiencia vivida; se han vuelto distantes y quizás inalcanzables.
Por otro lado, el estribillo “Caliente, caliente, como el agua de la fuente” simboliza el dolor, la pasión, el sufrimiento y la complejidad de la experiencia adulta. El “corazón roído de culebras” y el “árbol de la ciencia” remiten a la expulsión del Edén —la pérdida de la inocencia por el conocimiento—, una imagen recurrente en la poesía lorquiana. Aunque este calor puede ser doloroso, también es una señal de vida, de una realidad más cruda y existencial, que contrasta con la frialdad de los recuerdos inocentes.
Al utilizar estos estribillos, evoca esos juegos de la infancia para acentuar el contraste entre la inocencia perdida y la dura realidad de una madurez amarga.
La balada se cierra con un lamento funerario, “¡Requiem aeternam!”, que acentúa la sensación de pérdida definitiva: no solo de la infancia, sino de un corazón que parece irremediablemente extraviado.

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El corazón
que tenía en la escuela
donde estuvo pintada
la cartilla primera,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío, como el agua del río)

El primer beso
que supo a beso y fue
para mis labios niños
como la lluvia fresca,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío, como el agua del río)

Mi primer verso.
La niña de las trenzas
que miraba de frente,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío, como el agua del río)

Pero mi corazón
roído de culebras,
el que estuvo colgado
del árbol de la ciencia,
¿está en ti,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente)

Mi amor errante,
castillo sin firmeza,
de sombras enmohecidas,
¿está en ti,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente)

¡Oh gran dolor!
Admites en tu cueva
nada más que la sombra.
¿Es cierto,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente)

¡Oh corazón perdido!
¡Requiem aeternam!

 

 

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