Federico García Lorca
Este poema es un ejemplo de la musicalidad y pasión que caracterizan la obra de García Lorca. En este poema evoca la noche en el puerto de Cádiz, donde los marineros andaluces cantan sus canciones de amor y despedida.
La estructura del poema es musical y fácil de seguir, con una rítmica que recuerda las canciones populares andaluzas. La poesía de Lorca es conocida por su capacidad para evocar la tradición y la cultura andaluza, y en este poema, la noche y el mar se convierten en un escenario para la expresión de la nostalgia y el dolor.
Las cuatro primeras estrofas aparecen en el Cuadro 3º, Escena Iª de la obra teatral de Federico García Lorca: Los títeres de cachiporra. Tragicomedia de Don Cristobal y la señá Rosita, del año 1923, donde un contrabandista canta estos versos en una taberna.
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De Cádiz a Gibraltar
¡qué buen caminito!
El mar conoce mi paso
por los suspiros.
¡Ay muchacha, muchacha,
cuánto barco en el puerto de Málaga!
De Cádiz a Sevilla
¡cuántos limoncitos!
El limonar me conoce
por los suspiros.
¡Ay muchacha, muchacha,
cuánto barco en el puerto de Málaga!
De Sevilla a Carmona
no hay un solo cuchillo.
La media luna, corta,
y el aire, pasa, herido.
¡Ay muchacho, muchacho,
que las olas me llevan mi caballo!
Por las salinas muertas
yo te olvidé, amor mío.
El que quiera un corazón
que pregunte por mi olvido.
¡Ay muchacho, muchacho,
que las olas se llevan mi caballo!
Cádiz, que te cubre el mar,
no avances por ese sitio.
Sevilla, ponte de pie
para no ahogarte en el río.
¡Ay muchacha!
¡Ay muchacho!
¡Qué buen caminito!
Cuánto barco en el puerto
y en la playa ¡qué frío!