Pedro Salinas
El poema “Tú vives siempre en tus actos” de Pedro Salinas es un fragmento de su obra “La voz a ti debida”, una de las obras clave de la poesía amorosa del siglo XX. En este poema, Salinas retrata a la amada como una figura casi divina, capaz de tocar y transformar el mundo a su alrededor con su sola presencia.
El poeta utiliza recursos como la metáfora (“pulsas el mundo”, “es tu música”) y la paradoja (“lo que nunca entenderás, son esas cosas tan claras”) para resaltar la idea de que la amada es una fuerza todopoderosa que trasciende lo mundano. Salinas la describe como alguien que no duda, que es capaz de vencer cualquier obstáculo para estar con ella, y cuyos misterios son en realidad cosas sencillas y cotidianas.
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Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.
De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.
Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.
Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.
Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.