José Martí
En “La niña de Guatemala”, José Martí narra con delicadeza y dramatismo una historia de amor que culmina en tragedia. Se enamoró de María Granados, pero no pudo corresponder al amor de ella por estar comprometido para casarse, algo que no le ocultó en ningún momento. La joven protagonista, incapaz de superar el abandono del hombre al que ama, muere de amor, una idea romántica que refuerza la intensidad de los sentimientos humanos y el costo emocional del desamor.
El poema destaca por sus imágenes evocadoras: lirios, jazmines, seda y flores que construyen una atmósfera melancólica y solemne. Martí emplea un lenguaje sencillo pero profundamente simbólico, sugiriendo que la verdadera causa de la muerte no es el frío, sino el sufrimiento interno. La voz del narrador aporta cercanía, al describir momentos íntimos como el beso a su mano afilada, intensificando el dramatismo.
Si María murió de tristeza por su amor fallido, por su frágil salud o quizás, y probablemente, por la conjunción de ambas circunstancias, no lo podremos saber nunca con seguridad.
Además, el poema puede leerse como una crítica implícita a la vulnerabilidad emocional y social de las mujeres en la época, reflejando las limitaciones impuestas por las normas sociales. Martí, con su estilo modernista, combina musicalidad, ritmo y precisión para transformar una tragedia personal en una obra de profunda universalidad.
Lo que sí sabemos es que Martí fue desgraciado en su matrimonio y se arrepintió de haber sacrificado por la que fue su esposa el hermosísimo amor que había surgido entre “la niña de Guatemala” y él.
“La niña de Guatemala” es un lamento poético sobre la belleza efímera de la vida y el impacto devastador del amor, elevado por la sensibilidad artística de Martí.
Reproducir el vídeo del Poema
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda.
… Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor:
él volvió, volvió casado:
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores:
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores.
…Ella, Por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente
al beso de despedida
era su frente ¡la frente
que más he amado en la vida!
…Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador:
¡nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor!