Manuel Benítez Carrasco
Este poema con un estilo sencillo y emotivo narra la curiosidad y el anhelo de un niño por ser diferentes cosas en su vida. Cada estrofa muestra cómo intenta ser un pez, un pájaro y un perro, pero las experiencias lo llevan a renunciar a esas aspiraciones. Finalmente, el niño crece y se convierte en hombre, pero añora su infancia y desea volver atrás. Refleja la naturaleza cambiante de los deseos y las experiencias en la vida. Aunque al final anhela volver a ser niño, la realidad no lo permite, mostrando cómo el tiempo avanza y cómo los momentos pasados no se pueden recuperar. Resalta la importancia de valorar y disfrutar cada etapa de la vida, ya que el tiempo no se detiene y cada momento tiene su belleza única. También nos recuerda cómo la nostalgia puede embargar a las personas al mirar al pasado, pero la vida sigue avanzando, y es necesario aceptar y abrazar esos cambios. Un poema evocador que invita a reflexionar sobre la infancia, la madurez y el paso del tiempo.
El niño quiso ser pez,
metió los pies en el río;
…estaba tan frío el río
que ya no quiso ser pez.
El niño quiso ser pájaro,
se asomó al balcón del aire;
…estaba tan alto el aire.
que ya no quiso ser pájaro.
El niño quiso ser perro,
se puso a ladrarle a un gato;
…lo trató tan mal el gato
que ya no quiso ser perro.
El niño quiso ser hombre,
empezó a ponerse años;
…le estaban tan mal los años
que ya no quiso ser hombre.
Y ya no quiso crecer,
no quería crecer el niño;
se estaba tan bien de niño…
pero tuvo que crecer.
Y en una tarde, al volver
a su placeta de niño
el hombre quiso ser niño,
pero ya no pudo ser.
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