Federico García Lorca
Este poema evoca una sensación de soledad, desesperación y fatalidad.
En el poema, el jinete cabalga hacia Córdoba, una ciudad lejana que simboliza el objetivo vital no alcanzado. La jaca negra y la luna grande le han llevado a lo largo de su existencia cerca del destino deseado. El jinete lleva “aceitunas en su alforja”, son los conocimientos, experiencias y vivencias que ha reunido durante su vida, pero que ahora, a pesar de conocer los caminos, siente que no serán suficientes y que nunca llegará a su destino.
La muerte está presente en todo el poema, observándolo desde las torres de Córdoba. El camino es largo y la jaca valerosa, pero la muerte lo espera antes de alcanzar su objetivo. La repetición de “¡Ay!” enfatiza la angustia y la inevitabilidad de su destino.
La ciudad de Córdoba se convierte en un símbolo de lo inalcanzable y lo trascendental. El poema nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia y los obstáculos a los que nos enfrentamos en nuestro viaje vital.
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Córdoba.
Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana y sola.